IMPORTANTE PARA NUEVOS LECTORES
Hola, si es la primera vez que entras en mi blog, quiero comentarte que estamos contando una historia biográfica y por lo tanto, debes comenzar a leer por el artículo más antiguo. De lo contrario, la historia no tendrá sentido. Gracias por seguirnos.
Las navidades finalizaron y regresó la rutina. Aunque para nosotros en el hospital, todos los días eran lo mismo. Pruebas y más pruebas, sin descubrir que era lo que provocaba el mal estado de nuestra pequeña.
Nos compramos una tele con vídeo VHS y nos pasábamos la mayor parte del tiempo viendo películas, evidentemente cuando no estábamos en la U.C.I.P. que fue en varias ocasiones. Era la única distracción que teníamos, Elena no podía salir ni siquiera al pasillo.
A ella le encantaba ver la misma peli una y otra vez, cuando terminaba te decía: "más, otra vez". Con algunas se sabía el diálogo de memoria. En esa época le encantaba La Bella y La Bestia, recuerdo como se reía cuando salía Tin-tón, el reloj.
Juanjo y mi suegra viajaban en avión, cuando llegaron al hospital y les conté el mal trago que habíamos pasado dentro de aquella avioneta no daban crédito. Le comenté a Juanjo que yo no quería volver a subirme en una de ellas y que si Elena la trasladaban de nuevo él iría con ella.
De regreso a casa. Las hemorragias habían cesado.
¡Qué maravilla, de nuevo en casita!
Sobre las ocho le puse su pijama y conecté a mi niña a sus máquinas. La familia se marchó a descansar, había sido un día mágico para todos. Los nervios y la emoción nos habían dejado muy cansados.
Sus piernecitas cada vez estaban más fuertes y su estado de ánimo cada vez mejor. Empezábamos a ver la luz... de regresar a nuestro hogar.
Empezábamos una adaptación a la nueva vida. El susto, que duró casi 3 minutos, teníamos que dejarlo olvidado. Elena se encontraba bien, no tenía secuelas. En ocasiones la vida de las personas dependen de la rapidez con la que reacciona el personal sanitario. En esta ocasión quedó demostrado.
Pasaban los minutos y nosotros estábamos fuera, pendientes que aquella puerta verde se abriera para darnos noticias de nuestra niña.