Después de más de una hora, se asomó el doctor que estaba de guardia aquella noche en la U.C.I.P. Nos hizo entrar y pasamos a una mini sala donde nos explicó lo sucedido. Elena había tenido una parada cardiorespiratoria severa,como consecuencia estuvo unos segundos o ... sin oxigeno en su cerebro. Ahora estaba entubada, de nuevo sedada y estable pero... no sabían si tendría daño cerebral. A Juanjo y a mí de nuevo el mundo se nos cayó encima. Tenían que hacerle un escaner o tac para confirmar si tenía lesiones. Aun así los resultados se verían cuando despertasen de nuevo a nuestra niña. Ella estaba viva, eso era la mayor alegría. Era mejor no pensar, no sacar conclusiones sin tener los resultados. El doctor muy amable nos dejó pasar unos minutos para visitar a nuestra pequeña. De nuevo estaba en aquella sala del fondo, entubada, dormida... que decir... casi perdemos a nuestra niña.
También tenían que mirar los injertos porque evidentemente podían estar dañados a causa de la parada.
Eran altas horas de la madrugada, mi suegra, Juanjo y yo decidimos quedarnos a descansar en las butacas de la puerta de la U.C.I.P. El resto de la familia no sabía lo ocurrido, ya les daríamos la mala noticia por la mañana cuando tuviésemos algún resultado. Lo que iba a ser un día repleto de felicidad se convirtió en un día de sufrimiento y angustia.
Fuimos a ver a nuestras enfermera para darles la mala noticia y ellas bajaron a ver a Elena. No podían dar crédito de lo ocurrido. A lo largo de la noche también bajaron Ascen y Adela para informarse del estado de nuestra pequeña.
Por fin, se hizo de día. Y empezaron a aparecer nuestros médicos; Dr. López Santamaría, Dr. Esteban... ellos se acababan de enterar de lo ocurrido. No se lo explicaban, entraron de inmediato a conocer su estado. Al rato salieron, nos comentaron que durante la madrugada le habían realizaron las pruebas oportunas, electro, tac cerebral, analíticas... todo apuntaba que su cerebro no había sufrido lesiones a causa de la parada. Aunque nos dijeron que había que esperar a que despertara para ver como reaccionaba. Que eso sería la mayor prueba de que todo estaba correcto. Nos comentaron que durante el día le realizarían las biopsias de los injertos.
Nuestros ánimos mejoraron un poco pero no al completo. Al mediodía entramos a verla. Allí estaba, completamente dormida. Las biopsias estaban bien, pero el intestino se había descontrolado. Las perdidas por su ileostomía habían aumentado y los resultados del hígado estaban descompensados. Aunque las biopsias no daban rechazo tenían que controlar los órganos trasplantados, ellos también habían sufrido esa parada.
Fuimos dejando pasar los días, muchas horas de nuevo de espera. Pero el 6 de septiembre Elena regresaba con nosotros. Le quitaron el respirador y aunque necesitaba las gafitas de oxigeno, aguantó bien la saturación. Nuestra niña estaba despierta y coordinaba perfectamente los movimientos, el habla, nos conocía. Si ¡nos conoció! cuando entramos en la habitación Elena nos reconoció. De nuevo tenía la voz ronca y débil por culpa del respirador. Nos dijo: "papá", "mamá" cuando el médico le pregunto qué quienes eramos. El corazón se me aceleró, rebosábamos de alegría. No había lesiones cerebrales. No me podía imaginar con una hija trasplantada, que no es fácil, y además con algún problema añadido. Pero nuestras suplicas tuvieron su recompensa.
Introdujeron de nuevo la nutrición parenteral. El aumento de perdidas por la ileostomía no dejaba que el intestino absorbiera los nutrientes necesarios.
¡Estaba bien! No nos lo creíamos, pese a que la veíamos despierta y jugando. Había ganado otra de las muchas batallas. Elena fue una luchadora toda su vida. ¡Cuánto esfuerzo para permanecer en la Tierra!
Era 20 de septiembre, de nuevo salíamos de la U.C.I.P. Pero esta vez ella estaba más fuerte y recuperada de la mucosidad pulmonar. Aunque su intestino todavía estaba en fase de adaptación.
El traslado se hizo durante la mañana. Estábamos felices y ansiosos, pero a la vez con miedo de regresar a la séptima planta de maternidad. Durante el largo pasillo Elena iba feliz , pero cuando entró en el ascensor dijo: -" no... no"-, lo repetía continuamente. Ella recordaba aquel momento. Y al salir del ascensor cuando ya estábamos en la planta de nuevo, Elena señalaba el pasillo y decía: - "allí no... susto, susto"-. ¡Cómo se acordaba!
Que casualidad que de nuevo estaba Adela esperándonos en nuestra nueva habitación, la 702.
Elena estaba asustada, ella se acordaba de lo que allí había sucedido hacía apenas unos días. No me soltaba la mano, el miedo podía con ella y yo tenía que hacerme la valiente para que ella no notase también el mio.
Pero todo salió bien. Ya estábamos en nuestra nueva planta donde conoceríamos a otros niños trasplantados. Iba a ser nuestro nuevo hogar durante un largo tiempo.
Cuando se marcho todo el personal y nos quedamos mi suegra, Juanjo y yo con Elena, eso fue... Podíamos estar todo el rato con ella. A partir de ahora nos teníamos que acostumbrar a vivir pegados a una mascarilla. Cuando estuviésemos en la habitación nos la teníamos que poner y cuando Elena saliese, era ella la que tenía que llevarla. Era muy importante crear algún tipo de barrera entre Elena y cualquier tipo de infección. Igual que lavarse continuamente las manos. Para las personas trasplantadas es muy fácil coger infecciones porque para no tener rechazo a los nuevos órganos se les trata con una medicación que les baja las defensas, se llaman inmunosupresores. Esto provoca que nuestras defensas sean más escasas e incluso débiles, por lo tanto es más fácil coger cualquier tipo de infección. Y que esta se haga más fuerte siendo más difícil luchar contra ella, por ejemplo, un simple catarro puede terminar en una neumonía. Esta medicación hay que tomarla durante toda la vida.
Cuando ya estuvimos acomodados no podía faltar la primera foto para ponerla en nuestro extenso álbum de recuerdos. Era un día para estar contentos.
Empezábamos un nuevo camino, una vida diferente. No queríamos más contratiempos. Pero, sin saberlo, la vida aun nos preparaba más retos...
A partir de ahora celebraríamos dos fechas de cumpleaños, el 12 de Marzo y el 10 de Julio. Elena se convirtió en niña PUZZLE, como se les conoce a los niños trasplantados, en el cuento "Aquí dentro hay un secreto para héroes". El cuál ha editado la Asociación Somos Nupa, para dar a conocer a niños y adultos este tipo de enfermedad.
Unas recomendaciones, que nos hacen los protagonistas del cuento, sobre el secreto contra los problemas es: creer siempre en la magia, tener despierto el corazón y nunca, nunca dejar de reír. Así las cosas se ven más bonitas.
Hasta la semana próxima.
El traslado se hizo durante la mañana. Estábamos felices y ansiosos, pero a la vez con miedo de regresar a la séptima planta de maternidad. Durante el largo pasillo Elena iba feliz , pero cuando entró en el ascensor dijo: -" no... no"-, lo repetía continuamente. Ella recordaba aquel momento. Y al salir del ascensor cuando ya estábamos en la planta de nuevo, Elena señalaba el pasillo y decía: - "allí no... susto, susto"-. ¡Cómo se acordaba!
Que casualidad que de nuevo estaba Adela esperándonos en nuestra nueva habitación, la 702.
Elena estaba asustada, ella se acordaba de lo que allí había sucedido hacía apenas unos días. No me soltaba la mano, el miedo podía con ella y yo tenía que hacerme la valiente para que ella no notase también el mio.
Pero todo salió bien. Ya estábamos en nuestra nueva planta donde conoceríamos a otros niños trasplantados. Iba a ser nuestro nuevo hogar durante un largo tiempo.
Cuando se marcho todo el personal y nos quedamos mi suegra, Juanjo y yo con Elena, eso fue... Podíamos estar todo el rato con ella. A partir de ahora nos teníamos que acostumbrar a vivir pegados a una mascarilla. Cuando estuviésemos en la habitación nos la teníamos que poner y cuando Elena saliese, era ella la que tenía que llevarla. Era muy importante crear algún tipo de barrera entre Elena y cualquier tipo de infección. Igual que lavarse continuamente las manos. Para las personas trasplantadas es muy fácil coger infecciones porque para no tener rechazo a los nuevos órganos se les trata con una medicación que les baja las defensas, se llaman inmunosupresores. Esto provoca que nuestras defensas sean más escasas e incluso débiles, por lo tanto es más fácil coger cualquier tipo de infección. Y que esta se haga más fuerte siendo más difícil luchar contra ella, por ejemplo, un simple catarro puede terminar en una neumonía. Esta medicación hay que tomarla durante toda la vida.
Cuando ya estuvimos acomodados no podía faltar la primera foto para ponerla en nuestro extenso álbum de recuerdos. Era un día para estar contentos.
Empezábamos un nuevo camino, una vida diferente. No queríamos más contratiempos. Pero, sin saberlo, la vida aun nos preparaba más retos...
A partir de ahora celebraríamos dos fechas de cumpleaños, el 12 de Marzo y el 10 de Julio. Elena se convirtió en niña PUZZLE, como se les conoce a los niños trasplantados, en el cuento "Aquí dentro hay un secreto para héroes". El cuál ha editado la Asociación Somos Nupa, para dar a conocer a niños y adultos este tipo de enfermedad.
Unas recomendaciones, que nos hacen los protagonistas del cuento, sobre el secreto contra los problemas es: creer siempre en la magia, tener despierto el corazón y nunca, nunca dejar de reír. Así las cosas se ven más bonitas.
Hasta la semana próxima.
Soy Inma siguiendote como todas las semanas. Gracias por contarnos tu historia. Un besazo
ResponderEliminarGracias, fiel seguidora. Un bs y hasta el miércoles
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