De regreso a casa. Las hemorragias habían cesado.
Elena se encontraba bien. Durante esos días aprovechamos a salir por la Playa del Arenal, para que ella viese el mar y que la brisa le rozase su rostro.
Con total libertad caminó por el largo paseo persiguiendo a los perritos. ¡Como se divirtió ese día!
Ya estábamos en el mes de diciembre y mi tradición, como en muchos hogares, durante el puente de la Inmaculada montamos el arbolito de Navidad. Pues así lo hicimos, sacamos todos los adornos y nuestro árbol. Y entre Juanjo y Elena lo fueron decorando. Recuerdo que él ponía cualquier adorno y ella se lo descolocaba y lo ponía en otro sitio. Ella decía: Aquí mejor papá.
Se empezaba a respirar ambiente navideño. No sabíamos si estaríamos en casa por esas fechas, pero nosotros siempre pensando con optimismo adornamos nuestro hogar.
Solamente pasados dos días de los preparativos navideños, nuestra niña empezó a tener mal aspecto. Su carita estaba muy hinchada, su risas eran escasas, por cualquier motivo lloraba, se fatigaba cuando caminaba... ¡No me gustaba esa situación! Y el día 9 de diciembre empezó con fiebre. Me marche a Son Dureta para que la vieran los médicos.
¿Cual fue nuestra sorpresa? Nos dejaron ingresados. Elena tenía una neumonía severa, con insuficiencia respiratoria, sus pulmones estaban llenos de líquido. Enseguida le pusieron las gafitas de oxigeno, su saturación era baja. Los médicos se pusieron en contacto con el Hospital de La Paz. Les recomendaron estabilizarla pero que era mejor remitirla a Madrid, en cuanto ella estuviese un poco estable. Le cogieron una vía en el brazo por donde le administraron el antibiótico.
Al día siguiente, de nuevo aparecieron las hemorragias. Los médicos que Mallorca no sabían como tratarla y decidieron trasladarnos a Madrid.
Era 11 de Diciembre, nuestra niña seguía con los sangrados y con dificultad respiratoria. No tenía ganas de jugar, estaba triste... no parecía nuestra pequeña. Eran sobre las doce del mediodía y todo ya estaba listo para trasladarnos con una avioneta con destino al Hospital de La Paz. En ella viajamos el piloto, un médico, Elena y yo. Este tipo de avioneta no esta despresuralizada como un avión.
Cuando subimos, que angustia me dio. Era super pequeña, estábamos apretados. Elena estaba tumbada en una camilla y conectada a la botella de oxigeno. Llevábamos otra de repuesto. El médico y yo sentados en unas minisillas. ¡Qué claustrofobia!
Arrancaron los motores y aquello empezó a despegar. ¡Qué miedo!
Elena y yo cogidas de las manos, estábamos asustadas. Era una sensación de agobio, ¡como se movía, parecía que se iba a caer!
Este tipo de avionetas no pueden volar muy alto. Durante el viaje íbamos mirando por la ventanilla para ir distraídas. ¡Qué bonitas vistas desde el cielo! Aunque el ruido y los altibajos te dejaba la cabeza aturdida.
Cuando pasamos el mar que ya se veía la costa de Valencia, la botella oxigeno se terminó y entonces el médico se la cambió.
Los minutos se hacían interminables. Todavía no se veía Madrid y Elena empezó a ponerse nerviosa, apenas le entraba oxigeno por sus gafitas. La otra botella se estaba terminando de nuevo y no teníamos más. Por lo visto a esa altura hay una diferencia de presiones que provocó que la botella de oxigeno se consumiese más rápidamente de lo previsto. La saturación de mi niña caía empicado. Le costaba respirar y nosotros sin oxigeno. Las dos botellas no fueron suficientes para llegar a Madrid. Todos empezamos a ponernos nerviosos, Elena muy agobiada porque le faltaba el oxigeno, el médico empezó a preparar para entubarla por si tenía una parada respiratoria, yo no sabía donde meterme lloraba de los nervios que tenía. El piloto llamando por la emisora pidiendo un aterrizaje forzoso en otro aeropuerto más cercano que el de Madrid. Pero estábamos en una zona donde no había ninguno y tampoco podíamos dar la vuelta hacía Valencia. Nos teníamos que calmar, aunque era imposible. Teníamos una situación de emergencia a un montón de metros de altura. El piloto pidió permiso al centro de control y pudo bajar a menos altitud, así el oxigeno de dentro de la avioneta era más puro. Puso los motores a toda máquina y conseguimos llegar al aeropuerto de Madrid, sin ninguna tragedia. ¡Qué minutos más horribles vivimos dentro de la avioneta! Allí nos esperaba una ambulancia U.V.I., Elena tenía sus labios morados. A mi me tuvieron de calmar, mi corazón palpitaba aceleradamente... pase mucho miedo. Le pusieron oxigeno corriendo, le tomaron las constantes y la estabilizaron durante el camino hacía el hospital La Paz.
Fueron más de cuatro horas de angustía dentro de esa avioneta, pero sobre todo la última media hora. Durante mucho tiempo, tuve pesadillas sobre lo ocurrido. Cuando cerraba los ojos veía continuamente aquella situación. Nunca más me montaré en una avioneta.
Al llegar al hospital ya nos estaban esperando. La subieron a la séptima planta donde teníamos una habitación preparada para nosotros. Al estar allí, ya nos calmamos todos. Estábamos en tierra firme y en nuestro hogar madrileño.
Mi cuerpo todavía tiembla cuando recuerdo lo vivido ese día. Fue una sensación de impotencia. Podía haber perdido a mi niña, dentro de una avioneta por no llevar otra botella de oxigeno. Menos mal que se quedó en un susto, como muchos otros que habíamos tenido.
A Elena, la vida la puso a prueba continuamente. Por eso pienso que su destino no era estar con nosotros. Lucho contra la muerte en muchas ocasiones... hasta que su cuerpecito no pudo más y se rindió.
Nos vemos el próximo miércoles.
Buenas, soy Inma quiero que sepas que aunque a veces no comento te sigo leyendo....no podria dejar de hacerlo...un saludo
ResponderEliminarGracias, Inma. Por estar con nosotras todas las semanas. un bs
ResponderEliminarHola Elena!!! seguia todos los miercoles tu historia tan bonita junto a Blanquita. Una historia dura y de superacion pero llena de fuerza y sobretodo amor!!! Solo queria que supieras que supongo q como le paso a inma semana tras semanas me ibas dando lecciones de lo importante que es la vida y los q nos rodean. Espero que el verano este marchando genial!!! Besos!!!
EliminarHola, en breve seguiré con mi historia. El verano me ha servido para desconectar un poco de lo vivido en aquella época y disfrutar de mis niños, porque mi tristeza les afecta también a ellos por eso fue el motivo de una parada con el Secreto de Blanquita.
EliminarEmpecé y quiero terminar de redactar mi vida anterior, aunque se que estos últimos capitulos van a ser muy duros para mí.
Gracias por seguirme, nos veremos muy pronto.
Un bs