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Hola, si es la primera vez que entras en mi blog, quiero comentarte que estamos contando una historia biográfica y por lo tanto, debes comenzar a leer por el artículo más antiguo. De lo contrario, la historia no tendrá sentido. Gracias por seguirnos.

miércoles, 21 de octubre de 2015

¡ADIÓS ABUELITA!

¡Qué día tan especial! Vivimos unas horas muy intensas todos juntos. Fue una boda muy esperada y con muchos contratiempos. Pero al final todo salió perfecto como se merecían los novios. Después de diez años de noviazgo era su recompensa, disfrutar de un día mágico.

Para Elena fue una experiencia muy divertida, nunca había vivido algo parecido. Ella estaba radiante de felicidad, rodeada de gente que la quería.
Pero muy a nuestro pesar, llegó de nuevo la rutina. Era 2 de Julio y teníamos que regresar a Madrid para revisión con ingreso incluido durante unos días, para comprobar que todo seguía en orden. 
Nada más llegar, nos preguntaron como había ido la gran boda. Y nuestra pequeña, a su manera, les explicó como trascurrió ese día. 

Al día siguiente le realizaron las pruebas oportunas, esperamos los resultados y como todo estaba perfecto al otro día regresamos de nuevo a casa.
Esta vez, había ido todo fenomenal. Tan solo un ingreso de tres días y dándonos otro permiso de veinte días. ¡Qué maravilla!

Aprovechamos para inaugurar la piscina de nuestra nueva casa.
No era sencillo que Elena se diese un baño en el mar azul, como le llamaba ella, a la piscina. Teníamos que proteger su hickman y se me ocurrió una idea: con plástico de film (el típico para envolver la comida) fue el que utilicé para protegerlo de posibles salpicones de agua. Mi niña parecía un bocadillo, ¡qué risa!
A parte, no podía permanecer mucho tiempo en remojo porque la bolsa de su ileostomía se despegaba. Otra solución que encontré, fue utilizar un flotador de los que llevan para meter los pies así Elena no estaba tan sumergida en el agua.
Nuestra pequeña estaba tan contenta, era su primer baño en una piscina. ¡Como le encantó el "Mar Azul"!



Pero los buenos días no duraron mucho tiempo, porque empezó a bajarle la saturación del oxígeno no solo estando dormida sino también despierta. Ella nos decía que le costaba respirar y nos fuimos hasta Son Dureta para que la valoraran. Como siempre, al llegar allí, la dejaron ingresada. Estuvimos durante tres días haciéndole pruebas y empezaron a sospechar que nuestro gran enemigo Epstein Barr había regresado a nuestras vidas. Los médicos de Madrid hablaron con los de Mallorca y decidieron trasladarnos. ¡Otra vez, en avioneta! 

 No podía ser solo habían pasado unos meses y el dichoso virus sospechaban que había vuelto. Y tan solo hacía unos días que todo parecía perfecto.

Se programó nuestra salida el 12 de Julio, a primera hora de la mañana. Sobre las 10 horas ya estaba todo preparado para volar con la avioneta. Juanjo fue el que voló con Elena, mi suegra y yo nos marchamos en avión. Yo prometí que nunca más me montaría en una de ellas, ¿os acordáis el mal trago que pasamos? Aunque ahora iban preparados para no quedarse sin oxígeno, yo cogí tanto miedo que me era imposible olvidarlo.

Mientras nosotros estábamos preparando ese traslado, no nos podíamos imaginar lo que había ocurrido en casa de mis padres durante esa madrugada. Ellos me lo ocultaron para no crear más tensión en el ambiente, ya era suficiente pensar que a lo mejor volveríamos a estar una larga temporada en Madrid y que hubiese crecido el dicho virus en el pulmón de nuestra niña. 

Pero la noticia no podía ocultarse durante más tiempo, cuando ya estuvimos instalados en nuestra habitación en el hospital y llamé a mi madre para informarla, fue cuando ella me tuvo que contar que mi abuela durante la madrugada se había puesto muy mal y la habían llevado al hospital. El diagnóstico no era nada bueno, mi abuela se estaba apagando como la llama de una vela y yo sin poder estar a su lado, a tantos kilómetros de distancia. El mundo se me vino encima, tenía a mi hija muy delicada y con un pronóstico complicado y a mi abuela en estado de coma. ¿Qué hacía? No podía regresar para Mallorca, mi hija me necesitaba pero a la vez quería estar con ellos en ese momento tan trágico y poder abrazar a mi abuela en sus últimos momentos. Durante unos días mi cabeza parecía que fuera a estallar, preocupación por mi hija y desespero por estar con el resto mi familia.

El teléfono no paraba, llamadas de aquí para allá. Solo deseaba que mi pequeña se estabilizará para poder hacer una escapada para Mallorca y que mi abuela me esperara.
Pero el día 16 de Julio decidieron ingresarla en la U.C.I.P. para realizarle una broncoscopia, ahora si que no me podía marchar. Imaginaros que situación, me quería partir en dos trozos.
El estado de mi abuela era estable, pero les comunicaron los médicos que no se volvería a despertar y que estuviésemos preparados para que en cualquier momento su corazón dejase de latir. ¡Cuánta razón tenía ella!, que después de la boda quería partir. ¿Os imagináis que cada persona pudiera decidir eso? Pues ella lo hizo.

Después de realizarle la broncoscopia, volvimos a nuestra habitación y tome una decisión. Mi pequeña estaba controlada, estable y estábamos pendientes de unos resultados. Yo necesitaba ir a ver a mi abuela a darle ese último beso, rozar su piel por última vez y ese abrazo infinito. Elena se quedaba en muy buena compañía, su papá y su abuela y entonces...

El 18 de Julio tomé un vuelo con destino Mallorca, pero esta vez la tristeza corría por mi cuerpo. ¡Qué vuelo más largo se me hizo! Yo sola, pensando y pensando. Y cuando llegué al aeropuerto me dieron otra fatal noticia, durante esos días habían entrado a robar en mi casa. Nosotros no estábamos y mi hermana Carol que era la encargada de controlar la casa estaba de viaje de novios. Los ladrones lo tuvieron fácil. 
Del aeropuerto directa a mi casa, cuando entré en ella... que desastre, se habían llevado un montón de cosas de valor y sobre todo muy sentimentales... una de ellas fue mi anillo de pedida de mano. Tenía que ir a poner la denuncia a la policía, la rabia y la impotencia corría por mis venas, tuve que posponer la visita a mi abuela hasta que tuve todo arreglado en comisaria. ¡Cuánto tiempo perdí! Tiempo que no recuperaría en poder estar más tiempo con ella. Al terminar todos los trámites cogí un taxi y directos al hospital.

Cuando entré por aquella puerta, mi abuelita estaba allí tumbada en la cama completamente dormida. Me acerqué a ella, la abracé y besé con toda mi alma sabiendo que sería mi última vez. Le susurré al oído: "abuela ya estoy aquí contigo" no sabía si me oía pero yo me imaginaba que me esperaría, no podía irse sin que yo estuviera con ella un ratito. Esas horas fueron horribles, porque además sabía que tenía que partir de nuevo a Madrid y que quizás no volvería a tener la oportunidad de otra despedida. 

Ese momento llegó... tenía que marchar, mi hija también me necesitaba. 

Era 20 de Julio a las 9h de la mañana, solo habían pasado 32 horas de mi visita. Hacía tan solo un ratito que mi madre se había ido a descansar a casa y mi padre le hizo el relevo, cuando el corazón de mi abuela dejó de palpitar. Había llegado su momento, durante esa semana su familia se había podido despedir de ella. Aunque su gran despedida fue el día de la boda sin que nadie lo imaginara.

Durante el fin de semana le hicieron el velatorio, al cual no pude asistir. El lunes fue su entierro y su funeral, pero muy a mi pesar tampoco pude ir. Elena ese mismo día entró en quirófano para realizarle una biopsia pulmonar. ¿Durante cuantos años me he mortificado por no poder estar en la despedida de mi abuela? Pues han sido hasta hace poco, porque gracias a unas terapias lo he superado. Tenía un remordimiento en mi interior que he logrado vencer. Desde la distancia estuvo en mi pensamiento durante esos días y siempre estará en mi corazón. Lo que más me duele es que apenas pudo disfrutar de su bisnieta que tanto quería. Pero el destino las ha unido para siempre. Un beso muy fuerte para mis estrellas que brillan en el cielo.

Este capítulo va en memoria a mi abuela, pero en general a todas las abuelas. ¿Quién no tiene o ha tenido a una abuela que quieras muchísimo, esté donde esté? Pues por ellas... 

TE QUIERO ABUELA.

Hasta la próxima semana.



2 comentarios:

  1. Hola como se quiere a las abuelas mis hijos tienen la dicha de estar con ellas y doy gracias a DIos el tiempo que nos da y la dicha de ver a mi madre con mis hijos
    Hermosa entrada saludos

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