¡Como disfruté de mi hija! Mi vida giraba alrededor de ella. Éramos como uña y carne, inseparables. Paciente y enfermera. Esa temporada que pasamos en Mallorca fue genial.
De paseo todos los días, al parque, la playa, de compras... y a ella le encantaba.
Los días pasaban muy rápido, fuera del hospital.
Era viernes y nos tocaba la revisión con el Dr. Rosell. La pesó y en tan sólo dos semanas había engordado 250 gr. Ya pasábamos los 7 kg. ¡Qué récord! Cuando salimos de la consulta llamamos a Madrid para dar la buena noticia. Pero lo único que no llevábamos bien eran sus heces, seguían siendo ácidas y abundantes. Elena podía llegar a hacer entre 20 o 25 cacas al día. Su culete estaba muy mal hasta tal punto que cuando el Dr. se lo vio llamó enseguida al dermatólogo que estaba de guardia ese día. Éste se quedó sorprendido, estaba en carne viva. Yo ya no sabía que ponerle ni como curárselo. El doctor nos recomendó una pomada que contenía antibiótico.
Era 24 de febrero, y mi niña dio sus primeros pasos ella sola. Sin agarrarse a mi mano... ¡Qué emocionada me sentí en aquel momento! Pero su libertad no era completa, su mochila con la máquina no le permitía la libertad absoluta. Siempre dependía de otra persona adulta, para llevarle esa carga ya que ella no podía llevarla colgada, su peso se lo impedía. Que ganas tenía de que Elena no dependiera de unas máquinas todo el día, eso la limitaba y le prohibía hacer muchas cosas. Pero tenía la esperanza de que algún día ese momento llegaría... sería libre.
Al cabo de unos días, con el tratamiento del dermatólogo su culete mejoró, pero no se curó del todo. Yo no recuerdo que antes del trasplante Elena tuviese un culete totalmente sin heridas, eso era casi imposible. Le modifiqué las dosis de leche bajando la cantidad y le introduje unos cereales de plátano para ayudar que sus heces no fuesen tan líquidas. Pero no podíamos estar del todo bien, empezamos con picos de fiebre. ¡Qué extraño! Hacía mucho que no nos venia a visitar nuestra enemiga. Le hicieron analítica, hemocultivos y ... no encontraron nada. Los niños a veces tienen fiebre por cualquier motivo sin tener una infección pero con Elena todo era diferente, siempre pensábamos lo peor. Después de varias pruebas llegamos a la conclusión con el Dr. Rosell, que las salidas de sus muelas eran las causantes de dicha fiebre.
Estos contratiempos no nos iban a impedir que celebrásemos la semana de carnaval.
Cada día, salíamos de paseo con un traje diferente. Pero el que llevamos en la rúa lo confeccionó su madrina, mi cuñada. Ese año decidimos disfrazarnos de ángeles. En esta ocasión se añadieron al grupo, Bárbara una amiguita de Eliamar y Laura prima de Eliamar.
¡Qué contentas iban todas cogidas de la mano! Y yo orgullosa de ello.
¿Quién me iba a decir que a los dos años mi niña se convertiría en un ángel de verdad...? ¡Qué ángel más hermoso!
Yo sé que dónde esté está rodeada de toda su familia que la quería. Y sobre todo, junto a sus perritos Jacky, Rufo y Sandy. Todavía no conocéis la historia de Sandy, cuando llegue el momento os la contaré. Sé que está bien y que nos cuida, nos protege y vela por todos nosotros.
Tuvimos un ángel en la tierra durante unas horas en carnaval, pero ahora lo tenemos en el cielo.
Nos vemos la próxima semana.
Soy Inma que angel mas hermoso!!!!!!!!
ResponderEliminarGracias
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