Todo ocurrió el año pasado por estas mismas fechas. Era a mitad de diciembre y fui a visitar...
Primero empezaré a contar porque fui a visitar a Maribel.
En el mes de Julio del 2013, estaba en la fiesta de cumpleaños de una amiguita de mi hijo. Y me puse ha hablar con una de las mamás, Alicia. Y de repente salió el tema sobre mi hija. Ella ya sabía algo relacionado con la enfermedad, y me empezó a preguntar. Mientras le iba contestando, yo me emocionaba contando algunos detalles sobre lo que había vivido con ella.
Le comenté que había veces que me daba la sensación que Elena estaba a mi lado. Que notaba su presencia y que en ocasiones me pasaban cosas extrañas. Pero yo no quería darle importancia, no podía imaginar que esto pudiera ocurrir. A Alicia le gusta mucho todo lo relacionado con la reencarnación, el más allá, terapias energéticas, el tifar, sintonizaciones..Y me estuvo comentando cosas relacionadas a estos temas.
Por ejemplo:
Que las personas se reencarnan al morir, su alma se separa del cuerpo y tras un tiempo toma otro diferente para volver a nacer en la tierra. Y cada una de esas reencarnaciones es para cumplir una misión. Como puede ser: pasar una enfermedad, ser una persona rica y pasar a ser pobre, superar la muerte de un familiar... Entonces si tú superas el reto que te ha tocado vivir pasas a la siguiente reencarnación y si no es así. vuelves a tener que superarla.
Yo le comenté unas historias que me habían ocurrido a mí.
La primera vez, yo estaba paseando con mi hija y mi madre, y pase por delante de una tienda donde leían el tarot. Y decidí entrar. Evidentemente yo sola, ellas se marcharon al parque para que la vidente no viera a mi hija y se diera cuenta que estaba enferma. Ella no me conocía. Me dio la baraja de cartas y las baraje.
Con la primera lectura, que te cuenta el pasado, me empezó a relatar todo lo relacionado con mi hija. Pero sin decirme que era una niña. Me dijo: que tenía un familiar muy cercano, con una enfermedad en la parte digestiva, que no podía comer y que llevaba unas máquinas. Que tomaba mucha medicación y que la mayor parte de su corta vida había sido en un hospital. Que la habían operado varias veces. ¡A mí se me pusieron los pelos de punta! No daba crédito a lo que me estaba contando.
Volví a barajar las cartas y en la segunda lectura me comento; que ella era muy fuerte, que vería la muerte en varias ocasiones, que le harían una operación muy importante con la que le cambiaría su vida. En esa tirada de cartas le salió la muerte. Yo me asusté y creo que ella si que vio que Elena fallecería pero no me lo quiso decir. Me intento calmar diciéndome que las personas vienen a cumplir una misión en la Tierra y cuando terminan se marchan, unas antes y otras después.
También me hizo un comentario, que un hombre desde el cielo la estaba protegiendo. Yo enseguida pensé en su abuelo Juan. Que hacía varios años que había fallecido.
Cuando terminé la sesión, fui a buscar a mi madre y a Elena, para que la vidente la conociera. Cuando entré con ella en la tienda esotérica, me dijo que ya sabía que era mi hija la que estaba enferma. Ella me recomendó no obsesionarme con la carta de la muerte. Que disfrutará de mi niña el tiempo que estuviera entre nosotros.
La segunda vez, fue una semana antes que Elena volara hasta el cielo, Mi hermana pequeña, sin saber que su sobrina estaba tan enferma, asistió a una cena donde había una fiesta de videntes. Sus amigas la animaron a que se leyera las cartas, pero sin pensar ninguna de ellas que el vidente les diría todo lo relacionado con su sobrina. En la primera lectura, el chico se quedo algo parado porque no sabía como decirle a mi hermana lo que estaba viendo en las cartas. Él empezó muy suave, comentándole que veía un niño en la familia muy enfermo, con un problema generalizado por todo el cuerpo. Mi hermana se quedo de piedra y sus amigas también. Él solamente le decía ¿pero sabéis que esta muy mal? ¿que le quedan muy poquitos días de vida?. Mi hermana ya se derrumbó. ella no sabía la gravedad de Elena, nosotros desde Madrid intentábamos contar lo justo para no preocupar a la familia. Cuando llegara la ocasión ya lo diríamos. El chico muy amable le dio su número de teléfono por si queríamos hacer alguna otra consulta.
Mi hermana se marcho de allí super preocupada. Al día siguiente me llamo llorando por teléfono contándome lo que le había dicho el vidente. Yo ya veía que en esta ocasión nuestra niña no superaría esta grandísima infección, y ella me lo confirmó con lo que me contó. Entonces yo a mi hermana le verifiqué que era verdad ,que nuestra niña estaba muy mal, que no creía que en esta ocasión se recuperase y que esperará lo peor.
Mi hermana al día siguiente llamó al vidente y fue a visitarlo a su casa. Él allí le confirmo que le quedaba muy poco tiempo de vida. Y que intentaría que se marchará sin sufrir. Teníamos que encender velas amarillas para que Elena se marchara al cielo de forma tranquila y relajada. Siguiendo las indicaciones de este chico toda la familia encendió una velita amarilla.
Así como iban pasando los dias, nuestra niña se apagaba como las velitas que todo el mundo tenía encendidas. Se estaba marchando lentamente, ella no quería dormirse. Parecía que lo sabía, si cerraba los ojos no los volvería abrir. Me decía que no tenía sueño y llevaba casi dos días sin dormir. La muerte rondaba por nuestra habitación y ella notaba su presencia, no quería marcharse, luchó por no cerrar los ojos pero al final....
Y la tercera vez, fue el día antes de partir a una nueva vida sin sufrimientos. Entró en la habitación del hospital uno de los enfermeros que nos atendía habitualmente. Yo no imaginaba que Panxo entendía sobre lo espiritual. Él nos explicó que tiene un don en sus manos, tocandote hace que te sientas mejor y que te vayas al cielo con una paz interior. Nos volvió a comentar que en el cielo Elena tenía a un ángel de la guarda, un señor, pero que cuando te llega la hora de partir ellos desde arriba no pueden hacer nada. La misión en la Tierra a llegado a su fin. Nosotros con sus palabras nos dimos cuenta que nos quedaba muy poquito de estar con nuestra niña. Panxo nos vino a poner sobre aviso, empezaba la cuenta atrás. Después de luchar cuatro años y medio no hay derecho. La vida es injusta, durante años me he preguntado el porque tuvimos que pasar por todo esto. Y aún ahora, después de doce años me lo sigo preguntado.
Aunque he llegado a la conclusión, que Elena nos vino ha enseñar los valores de la vida. Que no hay que rendirse nunca. Hay que ayudar a los demás. A darle importancia a los pequeños detalles. Sonreír a la vida. Y sobre todo estar unidos, juntos todo se lleva mejor.
Y quizás su misión era ser la primera niña trasplantada y poder ayudar a los niños que tienen su misma enfermedad. Esto será un misterio sin resolver.
Después de contarle todo esto a Alicia. Ella me dijo, que tenía una amiga que te leía el aura y te podía comunicar con las personas fallecidas. Yo no me lo creí mucho, pero le comenté que cuando su amiga Maribel viniera a Mallorca me avisará.
Pasaron los meses, y llegó diciembre. Había llegado Maribel a Mallorca y yo no quería perder la oportunidad de visitarla.
Le pedí una cita por teléfono y tuve que dar mi nombre completo y mi fecha de nacimiento.
Llego el día. Entré en aquella habitación, estaba temblando de la emoción y los nervios. Mi cuerpo estaba frío como el hielo, los pies apenas los notaba. Me tumbé en la camilla. Ella me puso las manos sobre mi cabeza. Y empezó a comentarme como soy, no podía describirme mejor. Cómo podía ser, sin conocerme, me estaba leyendo mi interior, mis pensamientos, mis sentimientos, mis sufrimientos. Todo, absolutamente todo, lo que dijo era verdad.
Ese frío que tenía al entrar me fue desapareciendo. Maribel me comentó que a Elena le gustaba estar agarrada a mí, entonces su cuerpo helado me trasmitía a mí ese frío. Por eso, por las noches cuando yo me relajaba en el sofá de casa siempre tenía los pies helados, aunque fuese en pleno verano.
Al ratito, salio el tema de mi hija. Y fue lo mismo, hablaba de ella como si la conociera. Su forma de ser, sus manías, lo que le gustaba, su enfermedad... todo me impactó. La estaba describiendo tal cual como era, incluso su físico. ¡No me lo podía creer!
Maribel me preguntó cómo se llamaba mi hija. Yo le dije Elena. Entonces ella pego un grito ¡Hay! ¡hay! yo me asusté, no sabía lo que le pasaba. Elena estaba con nosotras en aquella habitación, agarrada a Maribel, porque sus manos estaban heladísimas. Elena se estaba comunicando con ella, y no quería que la llamásemos así, decía que su nombre era Blanca. Cada vez que la nombrábamos, Elena pellizcaba a Maribel ya que no le gustaba que la llamáramos así. Era Blanca y no Elena. Yo no relacione ese nombre en ese momento, y no le di importancia.
Mi niña le comunicó a Maribel que ella estaba bien, que no quería ver a su mamá sufrir más y que no pasará pena por ella que estaba en buena compañía. Me saltaron las lágrimas, no podía creer lo que estaba pasando en esa pequeña habitación. Notabas su presencia.
Entonces Maribel me comentó que ella podía hacer que yo entrará en el túnel y podía ver a mi niña. Yo le dije que si, que quería intentarlo. Aunque podía ser que no lo consiguiese.
Me tenía que relajar, tener los ojos cerrados sin abrirlos en ningún momento y Maribel con sus palabras me daba un paz. Empecé a ver un destello que cada vez se hacía mas grande, con forma de sol. Me ponía nerviosa y la luz iba y venía. Tenía que conseguir que la puerta se quedase abierta para yo mentalmente poder entrar para abrazar a mi niña. Pero esa emoción tan fuerte pudo conmigo, de repente la puerta se cerró. No pude verla, pero me gratificó sentirla conmigo.
Al poquito rato ese frío volvió a mí, pero ya sabía que era ella que estaba abrazándome, que quería volver a casa conmigo y con su familia. Me despedí de Maribel y me marché.
Durante todo el camino mi cabeza daba vueltas y vueltas pensando en lo que había sucedido. Buscaba una explicación al nombre de Blanca ,pero con la emoción no fui capaz de encontrarla.
Al llegar a casa se lo conté a Juanjo, mi marido. Él tampoco lo entendía. Pero más tarde, tranquilamente, llamé a mi madre, y ella fue la que me dio la pista de Blanca. También llame al resto de mis familiares y todos me decían lo mismo....
Como os he contado, en varias ocasiones. a Elena le encantaban los perritos, fue lo que le llamó la atención en sus primeros paseos por el parque. Y a lo largo de su vida ese amor hacía ellos iba creciendo. Tenía una grandísima colección de peluches de toda clase de razas de perros, con los que jugaba diariamente. Les ponía su nombre en el cuello con un cinta del hospital y luego los vacunaba, les daba de comer, los acostaba a dormir, los vestía con ropita... en vez de jugar con muñecas, ella prefería a sus perritos.
Durante el último año de su vida, Elena le cogió mucho cariño a los dálmatas, debido a que fuimos a ver en un teatro de Madrid un musical de los 101 dálmatas. Donde actuaba Miriam Díaz Aroca. Le fascinaron y los quería proteger de la bruja mala, como decía ella, que era la Cruella de Vil. Al poco tiempo salio en el cine la segunda parte 102 dalmatas, y fuimos a verla. Desde ese instante ella siempre decía que era Blanquita y nosotros eramos los malos, ese era nuestro nuevo juego.
Le fuimos regalando todos los dalmatas en peluche, aunque ella lo que quería era tener uno de verdad. Pero con su enfermedad eso era imposible.
Entonces ya os podéis imaginar porque, se quería llamar Blanca. Donde esté ahora me la imagino rodeada de perritos y muy feliz.
Elena fue como Blanquita, las dos nacieron sin una parte importante de su cuerpo. Elena, sin intestino pero que al final consiguió tener uno que funcionase y se convirtió en la primera niña trasplantada de España de un trasplante multiviceral. Y Blanquita famosa también por nacer sin manchas, que es lo típico de un dálmata. Pero que también lo consiguió. Ellas son dos grandes heroínas y por eso, yo como madre de Elena tenía que dar a conocer la historia del Secreto de Blanquita. Una niña muy valiente, que nunca se rindió, que lucho hasta los últimos días y nos dio fuerzas a todos. Un ejemplo a seguir. Yo estoy muy orgullosa de mi hija y necesitaba dar a conocer su biografía.
Pienso que desde que visité a Maribel, las cosas han ido enlazándose unas con las otras. Hasta que he llegado a donde estoy ahora, ayudando a niños con la misma enfermedad que tuvo mi hija. ¡Que casualidad! ¿Puede que haya sido Elena que me guiase? No lo se, pero a veces lo pienso.
Os presento a su colección de dálmatas. Cada día elegía a uno para que fuese con ella a todas partes...
Con rabito y con la sonrisa de Elena nos despedimos hasta la próxima semana, donde ya entramos en Navidad.
Hola soy Inma..enganchada a tu historia y a la niña de los dalmatas!!. Un beso
ResponderEliminarGracias, Inma. Que bien la has definido, si la niña de los dalmatas. Un saludo
ResponderEliminarDos Rosa blancas Una de cada uno de vosotros OS quiero mucho
ResponderEliminarGracias Gema. Pese a la distancia se siempre estáis ahí.
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