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Hola, si es la primera vez que entras en mi blog, quiero comentarte que estamos contando una historia biográfica y por lo tanto, debes comenzar a leer por el artículo más antiguo. De lo contrario, la historia no tendrá sentido. Gracias por seguirnos.

miércoles, 18 de marzo de 2015

UNAS NAVIDADES SORPRENDENTES

Después de tantos contratiempos, teníamos que seguir sin mirar atrás. Teníamos un hickman nuevo y eso era un lujo.

Las hemorragias finalizaron y el estado de Elena en general era muy bueno. Su alimentación era variada aunque escasa, ella quería probar todo lo que comíamos nosotros. Lo que más le gustaba era el pan. Pero su tolerancia no era buena, tenía que seguir conectada a sus máquinas. 

No se atrevía a dar sola ni un solo pasito, pero sí, dándole la mano. Su cuerpecito era muy menudo, tan solo pesaba 6.500 kg y su estatura correspondía a un bebe de 6 meses aproximadamente. Y ella ya tenía 19. Pero sin retraso madurativo, quizás algo en el habla, le gustaban más los gestos que las palabras. 



Había llegado el otoño, y con el frío, los viernes teníamos que cambiar nuestro chapuzón de la playa por la visita, en la Plaza España, a las palomas. A Elena le encantaba cualquier clase de animal. No le daba miedo tocarlos. 
El cambio de nuestro paseo le encanto, como disfrutaba de estar rodeada de palomas. Las primeras veces comprábamos una  bolsa en el kiosco que estaba en la misma plaza. Pero con el tiempo, terminé comprando alpiste a granel en una tienda de animales. Elena no se quería marchar hasta que no se terminaba la bolsa e incluso a veces nos la llevábamos algo enfadada porque quería estar más rato. Pero nos teníamos que marchar a preparar la comida del mediodía. 



 Nos acercábamos a las fechas navideñas. Teníamos la siguiente revisión en Madrid después de las fiestas. ¿Qué significaba eso? Navidades en casita con nuestra familia. Las comidas, típicas de las fiestas, las celebraríamos cada día en un sitio diferente, pero las cenas tendrían que ser en mi casa, porque Elena tenía que estar conectada a su máquina de parenteral. 

En primer lugar  había que decorar nuestro hogar. Sacamos el arbolito y sus adornos. Y una de esas tardes frías lo montamos tranquilamente en el salón. Elena pasó un rato muy divertido, poniendo y quitando adornos del árbol, mientras Rufo nos contemplaba. Colgamos nuestras botas en la chimenea, para que nos dejasen allí los regalos. Nuestra niña estaba emocionadísima, en nuestro hogar se empezaba a respirar el espíritu Navideño. 
Para la familia esos días iban a ser muy especiales y lo celebraríamos por todo lo alto.




Otro día, por la mañana, escribimos la carta para Papá Noel y los Reyes Magos. Le tuve que enseñar a coger el boli. Empezó a pintarrajear la carta a su manera, pidiendo varios regalos. Fue un momento que yo creía que nunca podría llegar a verlo. Ver a mi hija escribiendo su primera carta a los Reyes y sobre todo poder pasar las fiestas con ella en casa.



Luego nos arreglamos y fuimos con su primita a entregársela al cartero real que estaba en la iglesia del Arenal. Elena se quedó sorprendida cuando vio al cartero con una barba inmensa y con un traje despampanante.
Mi carta, la mandé simbólicamente. Solo quería un regalo, pero no era uno cualquiera. Algo difícil de conseguir que no se puede comprar en ningún comercio. Yo, deseaba un milagro...


Era 24 de Diciembre de 1999, Nochebuena. Una noche mágica y especial. Ese año cenamos todos juntos, no por turnos, como había ocurrido el año pasado en Madrid. Montamos una enorme mesa en  mi salón, donde no faltaba ningún detalle. Todo estaba decorado con mucho amor para esa noche inolvidable. Después de la cena, todos recibimos un regalito de parte de Papá Noel. Elena y Eliamar que eran las peques de la casa, recibieron un montón de regalos. Las primas se volvieron locas de  ver tantos paquetes. ¡Qué noche más fantástica  tuvimos! 

El día de Navidad, la comida fue en casa de mi suegra. Nos reunimos con la familia de Juanjo. Las niñas estuvieron jugando con sus nuevos juguetes. Y por la tarde nos marchamos a la feria. Elena y Eliamar se montaron en un par de atracciones. ¡Qué bien se lo pasaron! Pero como cada día a las siete retirada a casita, para conectar la máquina. 

En Mallorca se celebra el día 26, que es la segunda fiesta de Navidad. Esta vez la reunión sería en casa de los tíos de Juanjo, donde también vendrían sus primos. Allí, estaban los primos segundos de Elena; Fran e Irene. Fran con tan solo cinco meses ya era más grande que Elena. Irene, que tenía su misma edad, era enorme comparándola con Elena. Recuerdo que Irene solo quería coger a Elena, para ella era como un bebé, pero mi niña no se dejaba. Eliamar, la prima mayor, tenía que poner orden.



¡Qué día más acogedor pasamos! Echaba de menos estas reuniones, las cuales teníamos muy a menudo y que por las circunstancias que nos había dado la vida tuvimos que dejar de hacerlas. 

Ya había pasado la primera fase de la Navidad. 

Y a los pocos días, llegó Nochevieja. De nuevo todos vinieron a cenar a mi casa. Con uvas terminamos el año y con champán le dimos la bienvenida al año nuevo. Un año que sería especial, llegaría con un regalo esperado, una nueva oportunidad. 

Día 1 de Enero de 2000, nos tocaba descanso de preparar comidas y de recoger mesas. ¡Al restaurante! Todos juntos de nuevo.

Y sin darnos cuenta, ya estábamos a 5 de Enero. Ya estaban de camino los Reyes. A media tarde, fuimos a ver la cabalgata. Para Elena, era la primera vez que veía algo así. Una tradición muy bonita para los niños. Después de verlos pasar y coger un montón de caramelos, nos marchamos a casa de mi suegra. Allí, fue la primera parada que hicimos para ver si habían dejado regalos. 
Efectivamente, nos habían dejado unos cuantos. Después merendamos el roncón de reyes. Y luego, fuimos a ver si teníamos más sorpresas en casa de su madrina. Cuando llegó nuestra hora, las siete, de regreso a casa. Cargados de regalos y felicidad.



Cuando abrimos la puerta de casa y vio que debajo de la chimenea estaba repleta de regalitos, a Elena le dio un ataque. Había una caja enorme, que cuando la abrió era una cocinita. ¡Qué ilusión le hizo! 
Desde ese día Elena jugó a preparar comiditas para toda la familia. Le encantaba simular que comía, cosa que en la realidad apenas ocurría. 



 Al día siguiente, hicimos ruta de recogida de juguetes. Fuimos a casa de los abuelos, mis padres. Donde también habían pasado los Reyes. Nos quedamos a comer allí. Y a media tarde visitamos a los primos y tíos de Juanjo. Allí Elena también tenía algún regalito. 

Aunque Elena era una niña muy buena y muy consciente de su enfermedad y de sus limitaciones. Los Reyes también quisieron traerle un pedacito de carbón para que lo probase.




Esas navidades fueron fantásticas, tuvimos a nuestra niña con nosotros. Y pudimos celebrar sin ningún contratiempo estas fechas tan señaladas.

Ya llevábamos dos meses con el hickman y no nos había dado ningún problema. Sin fiebre, ni infecciones, sin cacas extrañas... un gran regalo de Navidad para todos.

Esos días fueron agotadores, de visitas, comidas, cenas... y así se quedaban mis niños después de tanta festividad.




















2 comentarios:

  1. Hola soy Inma...me ha encantado esta entrada tras el susto de la hemorragia y lo sucedido con el hickman tener unas navidades tan felices, eso si que es un autentico regalo de reyes!!! Me han encantado las fotos se veia una niña tan normal y tan feliz!! y muy pequeñita jjejejj pero tan bonita y tan especial....un saludo

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  2. Hola, Inma. Fiel seguidora gracias por tus palabras. Elena fue ,y debe serlo donde este, una niña muy feliz pese a su enfermedad. Era pequeñita pero guerrera y muy graciosa. Un bs

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